Poder de Mujer

¿Por qué no vemos las señales de alerta?

Jésica Baltazares

Un feminicidio más en Puebla que, en automático, enciende las redes sociales y llena los titulares de los medios de comunicación, sin embargo, en cuestión de horas, días -en el mejor de los casos-, el tema simplemente “pasa a interiores”, así es la dinámica de la comunicación actual y, en una semana, quince días, el mismo caso, pero con diferente nombre, iniciará el ciclo.

Alrededor de 20 feminicidios se han cometido en Puebla en lo va del año. El último, el de Alicia Esmeralda Islas Montiel, que ocupa en este momento el espacio informativo digital, lamentablemente no será el último. Porque la realidad es que pocos, muy pocos, se atreven a ir al fondo del problema que, radica en casa.

Desde niños seguramente escuchamos la frase “más vale prevenir que lamentar” que aplica absolutamente para todo, para una buena calificación, para evitar alguna enfermedad, para aprender a tomar buenas decisiones, para hacer a un lado los riesgos y, por supuesto, debería ser tremendamente útil para cuidar la vida.

¿Qué pasa? ¿Por qué las familias no ven las señales? ¿O las ven y deciden mirar hacia otro lado?

Lo que a continuación expreso es con absoluto respeto, pero cargado de realidad y si no empezamos por reconocer ese aspecto, seguiremos parados en el mismo punto, siendo meros observadores de las estadísticas, culpando al gobierno y exigiéndole que se convierta también en el padre vigilante de cada hogar, sentado a la mesa, sirviendo la cena y preguntado a cada integrante de la familia cómo le fue en el día.

Nada justifica el asesinato de una mujer, nada. Pero ¿por qué se dejan pasar las señales de advertencia?

Un hombre que le arrebata la vida a una mujer, especialmente a su pareja sentimental -o ex pareja-, no lo hace a la primera. Previo hubo golpes, amenazas, violencia, abuso extremo, que le dieron la pauta y le mostraron que “no pasa nada”: “te amenazo y no pasa nada, avanzo un paso; te grito y no pasa nada, avanzo otro paso; te pego por primera vez y no pasa nada, avanzo otro paso; te pego, pero ahora te fracturo y no pasa nada, avanzo otro paso… te mato y no pasa nada. Sigo con otra”.

En ese tortuoso camino ¿no hubo una madre que se dio cuenta? ¿un padre, una hermana, hermano, amiga, amigo? ¿nunca advertiste a tu hija que no debía dejar pasar un solo episodio de violencia, en cualquiera de sus variantes y con cualquiera de sus parejas?

Entiendo que a muchos no les gusten estos cuestionamientos, que, incluso, argumenten “qué indolente”, pero no, tenemos, todos, como sociedad, que reconocer el problema y enfrentarlo desde la responsabilidad que nos corresponde.

La frase “Ni una más”, suena muy bonita, pero sabemos que si habrá otra y otra y otra más. Hagámosla realidad, empezando en casa. Convirtamos el “Ni una más” en una verdad.

El gobierno tiene que sancionar, claro que sí, que implementar políticas públicas de prevención, especialmente en las escuelas, pero los gobernantes no van a ir al hogar de cada uno a educar a los hijos, a enseñarles valores. Para eso están los padres y la familia.

La autoridad tiene la responsabilidad de no ser omisos, de castigar con todo el peso de la ley a los responsables. Pero la otra parte, la primera, empieza en casa. Empieza con la educación de los niños y las niñas.

Aquí, en este espacio, le vamos a entrar con todo al tema.

No todo está perdido. Hay que trabajar para recuperarlo.

Para terminar, le dejo una anécdota. La hija de un querido amigo llegó a la etapa universitaria, por tanto, se fue a vivir a una gran ciudad, él, un hombre honesto, trabajador, buen padre y esposo le dijo, entre muchos otros consejos “y recuerda, vas a conocer a muchos muchachos, sólo ten presente que no mereces, ni puedes admitir, menos de lo que has tenido y visto en casa”.

Y sí, todo empieza en el hogar.

De política y una imperfecta democracia

Si alguien cree que Marcos Flores, ex presidente municipal de Zacatlán, duerme el sueño de los justos, lamento desilusionarlo. Está vivito y coleando. Y no, no es que haya aparecido de buenas a primeras al lado de Nacho Mier -diputado federal y coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro-, en la foto durante su reciente gira por el pueblo de las manzanas.

No, si piensan que se coló o que se subió al tren hace 15 minutos, tampoco.

Marcos y Nacho gozan de una larga y sana amistad que inició en un ambiente que nada tiene que ver con la política: No podía haber sido mejor.

Y, sin saberlo, Marcos alimentó esa amistad al paso de los años. Sí, leyó bien, años.

La experiencia le enseñó que nada hay mejor que tener un amigo gobernador, hoy lo ratifica y trabaja para que así sea. Conoce el arte de la política, operación e idiosincrasia. Buena combinación para alguien que se mantiene vigente, con la discreción que los tiempos exigen, pero no quieto.

Ya lo veremos.

Por cierto, se nota que el gimnasio y la nutrióloga han hecho lo suyo. Sí, la condición y la imagen, también cuentan.

Nos leemos

Síganme en TW @jesibalta

Compartir

Contacto

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

Lo más leído

Últimas noticias

keyboard_arrow_up