- El simposio busca también compartir experiencias, favorecer la vinculación e identificar problemáticas y necesidades
El Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl no es sólo una zona volcánica activa en el corazón de México, sino también un ecosistema amenazado en muchos flancos. Por ello, instancias educativas, gubernamentales y comunitarias llevan a cabo el XIV Simposio de Investigación del Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl, con sede en la BUAP, para difundir resultados de investigación en esta área natural protegida, compartir experiencias, favorecer la vinculación e identificar problemáticas y necesidades actuales.
En su inauguración, Ygnacio Martínez Laguna, vicerrector de Investigación y Estudios de Posgrado de la BUAP, resaltó la necesidad de intercambiar conocimientos en diversas disciplinas sobre un parque cuya conservación es fundamental para la biodiversidad. “Este simposio se ha caracterizado por ser un espacio de trabajo, reflexión y lucha, así como de aprendizaje disciplinar e intercambio de saberes”.
Al referirse al Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl, Martínez Laguna sostuvo que se trata de “un lugar único y emblemático de la riqueza natural y cultural de México. Su importancia ecológica y científica es indiscutible y su conservación es fundamental para el bienestar de las comunidades que lo rodean y la protección de la biodiversidad”.
En dos días de trabajo, 5 y 6 de diciembre, el simposio incluirá conversatorios, mesas redondas, conferencias y presentación de carteles, así como una visita a Santa Cruz Cuautomatitla, Tochimilco, para conmemorar el 30 aniversario de la actividad del volcán Popocatépetl.
El vicerrector Martínez Laguna destacó la labor del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), a lo largo de 30 años, en la defensa del territorio, la lucha por el agua y el monitoreo de los volcanes. Igualmente, subrayó la importancia de ofertar programas académicos que formen profesionistas en estos temas.
En su intervención, Francisco Javier Salazar Valerio, director del Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl, refirió que dicho espacio es una de las 232 áreas naturales protegidas del país y abarca cerca de 40 mil hectáreas distribuidas en Puebla, Estado de México y Morelos, el cual afronta grandes retos por el cambio climático y la conservación de especies endémicas como el teporingo y el ajolote.
Comentó la relevancia de trabajar en conjunto con las comunidades para evitar incendios forestales y tener instrumentos sobre el manejo adecuado de esta área representativa del eje volcánico.
Más tarde, en el conversatorio “La evolución del conocimiento sobre el Popocatépetl en los últimos 30 años”, Enrique Guevara Ortiz, director General del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), hizo una semblanza de la creación de esta instancia y su evolución en la gestión de riesgos.
“Cenapred se creó en 1990 y cuando ocurrió el primer episodio de actividad del Popocatépetl -21 de diciembre de 1994-, no se tenía conocimiento del volcán ni de sus manifestaciones. Actualmente, existe un sistema de monitoreo completo, instalación de magnetómetros e imágenes satelitales, entre otras herramientas que emiten cerca de 100 señales del volcán para establecer posibles escenarios a corto plazo”, dijo.
En la inauguración también estuvieron Ana Lillian Martín del Pozzo, presidenta del Consejo Asesor Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl; Eloísa Adriana Guerra Hernández, presidenta de la Red de Investigadores del Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl (REDIIP); Aurelio Fernández Fuentes, director del Cupreder; y José Luis Macías Vázquez, director del Instituto de Geofísica de la UNAM.