El mundo gira, no se detiene, y su degradación tampoco. Y pareciera que la humanidad aún no se ha dado cuenta. Esto es lo que Alejandro Pagés Tuñón aborda, desde una reflexión para resarcir el daño estructural del consumo desmedido y otros factores contaminantes, en su libro Capitalismo natural y economía circular: cómo restaurar el planeta al diseñar materiales, negocios y políticas sustentables.
En la presentación, Jerónimo Chavarría Hernández, académico e investigador del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ, de la IBERO Puebla, comentó la importancia de este libro al abordar el problema de raíz al proponer otros modelos de producción y uso desde el rediseño de productos reutilizables.
“[Se trata de] un texto crítico del discurso sobre la economía circular, que realiza propuestas para avanzar en las políticas necesarias para una interpretación transformadora que impulse la sostenibilidad”, comentó el académico, que reconoció en el libro de Pagés Tuñón una nueva forma de abonar al cuidado de la casa común.
“Aquí hablamos de recuperar. De cambio de energías y materiales renovables. Recuperar, retener, regenerar los ecosistemas, devolver los recursos biológicos. Eso es lo que tenemos que hacer: trabajar en negocios circulares”: Alejandro Pagés Tuñón.
El propio autor describe que en su libro existen propuestas para resolver el tiradero, refiriéndose a las décadas de consumo desmedido y contaminación masiva del medioambiente que hoy cobran factura con una crisis ambiental, el aumento de catástrofes naturales, y la pérdida considerable de recursos y ecosistemas, sólo por mencionar algunas.
Según Pagés Tuñón, causante de todo esto son los sistemas de economía lineal, que tienen su origen en las crisis humanitarias más significativas de la historia, y que, por una falta de proyección y buena planeación, hoy consumen el mundo exponencialmente.
Este tipo de economía, explicó, tiene impactos tales como el desecho de ocho toneladas de basura al año en los océanos; el mal diseño de diversos objetos, como lo es el automóvil que se mantiene estacionado un 92% del tiempo; o la pérdida de biodiversidad, que se refleja en los casi dos millones de especies que están en peligro de extinción.
“A este paso, tendríamos que tener otros dos planetas para seguir trabajando”, explicó el autor, que también adjudica estas pérdidas excesivas al mal diseño de plásticos y otros artículos desechables, que son hechos para ser basura desde su origen.
A este panorama se suman las crisis humanitarias y los conflictos sociales, pues la falta de recursos provocará el aumento de las desigualdades, e incluso propiciará guerras para la obtención o resguardo de estos. “La naturaleza vive en un ambiente colaborativo y competitivo. A nuestra economía le falta ser colaborativa”, subrayó.
Es así como propuestas como la economía circular no solo se hacen necesarias, sino urgentes. Este modelo económico tiene como eje principal el diseño adecuado de productos desde su origen para que no terminen siendo desperdicio y sean funcionales en un largo plazo.
Esto posibilita la regeneración de los sistemas naturales, además de generar nuevos marcos de negocios como ReSOLVE, el cual se basa en seis acciones empresariales: regenerar, compartir, optimizar, reutilizar, virtualizar e intercambiar. Este marco tiene sus bases en la propia economía circular.
Finalmente, el autor remarca la importancia de la creación de soluciones funcionales para la naturaleza y en la generación de políticas públicas basadas en el ambiente, como son como lo son La Franja Verde —un proyecto de reforestación masiva en África— para la regeneración de los bosques y su cuidado, o la protección de las ballenas para aportar oxígeno atmosférico.