Es lamentable que las personas se tengan que reunir para defender la democracia, cuando se supone que en un país democrático no se tiene que estar haciendo, debería ser algo cotidiano el vivirla, consolidarla y fortalecerla, pero no estar defendiéndola, porque es algo patético, triste y terrible, enfatizó Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo, Decano de Ciencias Sociales de la UPAEP.
Hay otros problemas que aquejan a nuestro país, deberíamos estar trabajando en el fortalecimiento de las instituciones que contribuyen para que las cosas caminen en beneficio de la sociedad, reiteró el académico.
“Es triste defender –la democracia- de un personaje que ha demostrado que en toda su vida no ha tenido un ápice de convicción democrática y me refiero al presidente de la república. Quiero decirlo muy claro, nunca en toda su carrera política, López Obrador ha demostrado tener la más mínima cultura política en democracia, por el contrario, es un autócrata y en estos momentos tenemos que levantarnos todos para defendernos del ataque de López Obrador”, acotó Herminio Sánchez de la Barquera.
Agregó, no me refiero a la propuesta de ley, en una democracia tenemos la libertad de proponer cambios en las leyes que uno considera que deben estar bien, con el riesgo a equivocarse. Pero lo grave, es el insulto, “que un presidente de la república no asuma su cargo como tal, que no sepa que significa ser la cabeza del estado, que no sepa lo que es ser líder de una fracción, líder de una pandilla, un presidente de la república tiene que mantener una autoridad moral”, que tiene que trabajar con todos.
Sánchez de la barquera lamentó que “una persona antes de ver una manifestación, insulte a los que participan en ella, que lo hacen de manera ordenada y haciendo uso de sus derechos, me parece que es grave y sobre todo, el no saber qué es ser un demócrata, esto es lo verdaderamente triste de esta situación”.
Por su parte, Claudia Ramón Pérez, profesora de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP, refirió que las reformas que han ido contribuyendo a construir lo que se tiene hasta el momento es perfectible en los procesos democráticos, es el consenso, el debate, la discusión, lo que ha permitido que las cosas mejoren en el campo de la política.
Ramón Pérez fue enfática al señalar que las reformas electorales se han llevado a cabo después de registrarse los procesos electorales en turno, porque son los procesos electorales los que ponen a prueba su funcionamiento y lo que se ha venido modificando.
Agregó, “hoy estamos a 18 años de un proceso electoral, un proceso que se puede llevar a cabo, pero no bajo estas condiciones, no bajo estas dimensiones. Es algo que debemos entender, no se puede dar una reforma cuando se presentan descalificaciones, no hay apertura al diálogo, que buscan minimizar. En México ya tenemos mucho con las diferencias existentes en la sociedad, la desigualdad y la pandemia nos han dejado otras como para seguir atizando con estas cuestiones, cuando se deberían presentar asuntos que nos deberían de convocar a sumar y no a restar en el país”.
En su intervención, Juan Pablo Aranda Vargas, Director de Formación Humanista de la UPAEP, indicó que en el campo de la política las emociones cuentan.
“Esta reforma electoral es una revancha política, porque el presidente de México está convencido sin ningún dato, sin ninguna evidencia que el Instituto Federal Electoral, el otrora instituto le robó una elección. Y cuando la reforma surge a partir de este tipo de sentimientos, las cosas se manejan mal. Además de que la reforma es tremendamente contradictoria en términos de lo que el presidente ha dicho a lo largo de su vida”.
Asimismo, dijo que la reforma electoral actual va hacia el centralismo, ya se han tenido varias reformas, el mismo IFE fue transformado en INE, reforma que tampoco fue positiva para el cambio democrático del país. Además, no se está criticando con mucha claridad en este tema.
“No estamos criticando sólo a una sola persona, hay muchas personas que están metidas en estas reformas que han provocado que el INE vaya perdiendo fuerza, uno de ellos fue Felipe Calderón, con sus propuestas de reforma; y esa reforma es uno de los grandes momentos en el que el IFE de ese entonces comenzó a perder autonomía”.
En el caso de la reforma de López obrador, comentó que es una reforma que va hacia el centralismo. Agregó, si juntamos esta idea emocional de un presidente que dice no al diálogo, mi reforma va completa, sin cambios a una coma o no va; un presidente que está impulsando más esta reforma con base a resentimiento que con argumentos reales con una ingeniería legal que haga sentido, la reforma no hace el mayor sentido, tiene que haber una justificación detrás de los cambios.
Aranda Vargas subrayó que el gran peligro es caer en el antagonismo y en la confrontación absurda porque sólo lo que quiere el presidente es revivir “los tiempos de gloria del viejo PRI”, en donde no había competencia y el presidente era el único que tomaba todas las decisiones.
Enfatizó que la marcha tuvo por objetivo poner en evidencia una molestia, una preocupación y rechazo a ciertos aspectos de la reforma política electoral, que le preocupan a la sociedad porque parece un retroceso a la búsqueda de un régimen democrático.