El debate sobre la militarización del país ha obligado a la opinión pública a poner en perspectiva las estrategias fallidas en materia de seguridad.
Los últimos tres sexenios acumulan más de 500 mil personas asesinadas y más de 106 mil desaparecidas, así como 300 mil familias que han sido víctimas de desplazamientos forzados.
A decir de Mario Patrón Sánchez, México está colmado de entornos erosionados por las dinámicas de violencia.
Durante un conversatorio especializado, el Rector de la IBERO Puebla refrendó la importancia de crear espacios que hagan frente a la rispidez social a partir de los cuidados individuales y colectivos.
Aseguró el titular de Rectoría: “La Universidad no apuesta a un modelo de seguridad de corte militar porque no ha dado resultados en los últimos 15 años en la tarea de generar procesos de pacificación”.
En su lugar, postuló a la Casa de Estudio como semillero para contribuir a la construcción de una política integral basada en la ciudadanía.
Trabajo local
Lilian Chapa Koloffon, investigadora sénior de World Justice Project, está convencida de que es posible transformar los sistemas que integran al país si se adopta el enfoque adecuado.
En materia de seguridad, los contextos locales ofrecen pistas sobre cómo articular modelos y experiencias de pacificación en los que se pone a las personas en el centro.
Desde su perspectiva, resulta fundamental desarrollar policías municipales capaces y confiables, así como gobiernos locales comprometidos. “No se puede hacer nada si el presidente municipal no está convencido de que su orden de gobierno tiene mucho que aportar”.
En sus años en la academia de policía, Miguel Garza Flores constató las condiciones de marginación, discriminación y baja escolaridad que proliferan en las fuerzas de seguridad pública.
El ahora investigador del Instituto para la Seguridad y la Democracia, A. C. (INSYDE) insistió en la urgencia de profesionalizar las corporaciones policiales, pero también de devolverles la dignidad humana.
Parte de ello consiste en asignar responsabilidades congruentes. Un estudio en Estados Unidos indica que las acciones para la prevención de los delitos se desarrollan tanto en escuelas y espacios de trabajo como en los sistemas de justicia y policías de diferente orden.
Lilian Chapa consideró que para reducir los índices de violencia se debe garantizar condiciones de bienestar en todos los espacios sociales.
Las policías operan en contextos de tejido social roto, lo que complejiza las tareas de seguridad que recaen en una sola institución.
“Si tenemos mercados laborales que fallen y que no generen las oportunidades suficientes para las personas de una comunidad, empezaremos con problemas de ingreso y se buscarán otras vías [ilícitas]”, ilustró.
“Sería equivocado pensar que la policía puede resolver la inseguridad sin que se vea desde un enfoque mucho más integral que ubica todas las dimensiones que inciden en la violencia”: Lilian Chapa.
Por su parte, Miguel Garza propuso la implementación de un modelo de policía de proximidad que permita focalizar el trabajo en espacios acotados, basar las decisiones operativas en información comprobada y descentralizar los mandos. En síntesis: “Que regresen las instituciones a las comunidades socialmente excluidas […]. Eso es seguridad ciudadana”.
El investigador también llamó a fortalecer los mecanismos de evaluación y transparencia. Puebla figura entre las entidades peor evaluadas en las encuestas de seguridad urbana en rubros como percepción de eficiencia y confianza; en contraste, las policías del norte del país son las mejor valoradas.
Un cambio esencial en el paradigma de las policías se centra en el sujeto defendido. Chapa Koloffon indicó que los cuerpos policiales deben ser adiestrados para proteger a la ciudadanía, no al Estado.
Cuando la detención se establece como el fin último, las carpetas de investigación se convierten en cuotas y se diluyen los objetivos de construcción de paz.
También resulta fundamental articular el trabajo vecinal y comunitario para empoderar a la ciudadanía. En Puebla, instituciones como el Consejo de Seguridad y Justicia han sufrido recortes presupuestales que impactan negativamente en la articulación de policías ciudadanas.
“La respuesta del gobierno es muy limitada. Los estudiantes de todos los niveles tendrían que hacer propuestas para incidir”, provocó Garza Flores.
Ambos ponentes consideraron que la exigencia ciudadana es clave para articular mejores cuerpos policiales. Desde World Justice Project, Lilian Chapa refrenda la vinculación con actores públicos para incidir en lo que se considera injusto.
“Estas organizaciones los necesitan a ustedes y a su imaginación”, externó al alumnado de la IBERO Puebla.